MORAIRA
El yacimiento de la Alquería de Moraira constituye un testimonio fundamental de la ocupación islámica en la zona durante la Edad Media. Aunque hoy resulta imposible realizar prospecciones en el núcleo urbano de Moraira, transformado y desfigurado por la expansión urbanística moderna, contamos con referencias históricas que permiten vislumbrar la existencia de un primitivo asentamiento.
En 1907 se documentó el hallazgo de unas estructuras en las inmediaciones de la ermita de la Mare de Déu dels Desemparats. La noticia fue recogida por F. Almarche Vázquez en La Antigua Civilización Ibérica en el Reino de Valencia y más tarde reproducida por F. Figueras Pacheco en su Geografía General del Reino de Valencia, Provincia de Alicante. Según los testimonios recabados, al excavar en un bancal junto a la ermita se descubrieron 10 o 12 viviendas subterráneas comunicadas entre sí, una descripción que, aunque escueta, permite pensar en un conjunto de silos o estructuras excavadas en la roca (tap), semejantes a las aparecidas en otros puntos cercanos como Xàbia o Benitatxell. En todos los casos conocidos, este tipo de construcciones se relaciona con asentamientos de época islámica, utilizados como espacios de almacenamiento de grano y productos agrícolas.
El carácter islámico de estas estructuras parece reforzarse con la referencia del geógrafo árabe del siglo XI Al-Bakri, quien menciona el puerto de Moraira bajo la denominación de marsa Mudayra, en un repertorio que relaciona los principales puertos de Al-Ándalus con los del norte de África. Este testimonio no solo confirma la existencia del topónimo en época medieval, sino que también sugiere la vinculación del puerto con un asentamiento habitado en sus proximidades.
De este modo, la Alquería de Moraira, datada provisionalmente entre los siglos XI y XIII, se interpreta como el núcleo islámico que dio origen a la localidad, estrechamente ligado a la explotación agrícola y al comercio marítimo. A pesar de la destrucción casi total del yacimiento, los testimonios escritos y las noticias arqueológicas apuntan a la importancia de este enclave como parte del legado musulmán en la Marina Alta, cuyo impacto se dejó sentir en la organización del territorio y en el desarrollo posterior de Moraira.