GEOGRAFÍA

Moraira se localiza en la comarca de la Marina Alta, en Alicante, en un sector litoral de gran valor estratégico y paisajístico. Su emplazamiento, entre la Punta de Moraira y el Cabo Blanco, protege una bahía natural que ha favorecido desde la antigüedad el asentamiento humano y la actividad portuaria. La geografía del núcleo viene condicionada por una serie de factores físicos y climáticos: la cuenca sedimentaria miocena en la que se asienta, compuesta por margas y margo-calizas, y los cursos fluviales esporádicos que, con episodios de lluvias torrenciales, han erosionado el valle durante milenios. Estas características geológicas y climáticas condicionaron la agricultura tradicional y motivaron la construcción de abancalamientos y muros de mampostería para frenar la erosión, estrategias de ingeniería rural que aún perviven.

Desde el punto de vista histórico, la bahía y su fondeadero fueron de importancia estratégica desde tiempos antiguos. Las dos playas principales, L’Ampolla y El Portet, sirvieron de refugio a embarcaciones a lo largo de los siglos. Ya en el siglo XVI, la Torre del Cabo de Moraira, proyectada por Juan Bautista Antonelli, constituyó la primera instalación con relevancia portuaria, destinada a vigilar la costa y protegerla frente a los ataques piratas. Esta torre simboliza el inicio de un sistema defensivo que culminaría siglos después con la construcción del Castillo de Moraira en el siglo XVIII, destinado a salvaguardar la bahía y consolidar el naciente núcleo urbano de marineros.

El espacio portuario comenzó a desarrollarse en la Playa del Mojó, resguardada por la Punta de Moraira, a mediados del siglo XIX. Originalmente estaba formado por unas pocas casas y almacenes, que servían de apoyo a la navegación de cabotaje. Con la consolidación de la pesca artesanal, la construcción de muelles, espigones y plataformas a lo largo de los siglos XX y XXI, y la instalación de la lonja de pescado, Moraira fue transformándose en un núcleo portuario estable. Las obras dirigidas por ingenieros como Juan P. Alcaráz Pavía y Vicente Vicioso Vidal, aunque modestas y fragmentarias, sentaron las bases del puerto actual, al tiempo que fomentaban la consolidación de la población marinera y el desarrollo turístico que comenzó a destacarse desde los años veinte.

La geografía de Moraira, con sus cabos, puntas, calas y playas protegidas, y su historia de fortificación y actividad portuaria, configuran un enclave único en la Costa Blanca. La combinación de protección natural, fondeaderos seguros y un territorio agrícola bien adaptado a la erosión permitió que Moraira mantuviera su continuidad poblacional a lo largo de los siglos, convirtiéndose en un núcleo con identidad propia, con fuerte tradición pesquera y una historia de defensa costera que la vincula con la familia Antonelli y la ingeniería militar mediterránea.