La época árabe en Moraira, que se extendió desde el siglo VIII hasta el siglo XIII, dejó una huella profunda en la historia y cultura de la región. Durante este periodo, Moraira formó parte de Al-Ándalus, integrada primero en el emirato y califato de Córdoba, y más tarde en el reino taifa de Dénia. Los árabes introdujeron importantes avances en la agricultura, con la construcción de sistemas de riego, acequias y terrazas que transformaron el paisaje agrícola local. Gracias a ello, fue posible cultivar nuevos productos como el arroz, los cítricos y diversas hortalizas, ampliando y diversificando la base económica del territorio.
La organización de la sociedad árabe se plasmaba en pequeños núcleos rurales conocidos como alquerías, donde la vida giraba en torno a la agricultura, el comercio y la cohesión comunitaria. Las alquerías son, de hecho, el origen de la mayoría de pueblos y ciudades actuales del Mediterráneo valenciano: todo núcleo urbano comenzó siendo una alquería, y Moraira no iba a ser menos. Este hecho demuestra la continuidad del lugar en cuanto a población y uso del territorio, incluso a pesar de las interrupciones posteriores derivadas del piraterismo.
Además, los árabes dejaron un legado duradero en la arquitectura, la toponimia y en ciertas costumbres locales, influencias que sobrevivieron más allá de la Reconquista y que todavía hoy se perciben en la configuración del paisaje cultural.
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