PUNTA DE MORAIRA

El yacimiento ibérico de la Punta de Moraira es un enclave arqueológico conocido en la bibliografía desde hace aproximadamente veinte años, gracias a los trabajos de Enric Llobregat. Se localiza junto al mar, en las inmediaciones del Portet, un fondeadero natural que facilitaba el atraque de embarcaciones, lo que sugiere que este asentamiento pudo desempeñar un papel destacado en actividades comerciales marítimas.

El yacimiento se encuentra actualmente muy alterado debido al abancalamiento agrícola, aunque todavía conserva basamentos de muros construidos con bloques en seco, restos que evidencian la existencia de estructuras de ocupación claramente planificadas. Entre los hallazgos más significativos destacan fragmentos de cerámica ibérica con decoración pintada, así como cerámicas importadas de tipo “vermis negro” Campania A (tardana) y B (Beoide), monedas, y glandes de plomo, que reflejan la intensa actividad económica y el intercambio comercial de sus habitantes.

Además de la fase ibérica, el lugar muestra indicios de ocupaciones anteriores y posteriores. Se han recuperado fragmentos de terrissas de la Edad del Bronce, lo que marcaría la primera ocupación del enclave a mediados del II milenio a.C., así como algunas cerámicas catalogadas como fenicias, que reflejan contactos comerciales tempranos con otras culturas del Mediterráneo. De época mucho más tardía, entre finales de la Edad Media y la Época Moderna, se han documentado materiales cerámicos y otros restos que señalan el uso del lugar como torre de vigilancia y atalaya para prevenir incursiones piráticas, función corroborada por la torre construida en el siglo XVI, aún visible en la actualidad.

El yacimiento ha sufrido a lo largo del tiempo agresiones y expolios, especialmente por el uso de detectores de metales y otros instrumentos que han provocado la pérdida de parte de su patrimonio cultural y arqueológico. A pesar de ello, la Punta de Moraira sigue siendo un testimonio clave para comprender la ocupación humana del litoral de Moraira, desde la Edad del Bronce, pasando por el período ibérico y la romanización, hasta la utilización estratégica en épocas medievales y modernas.

En conjunto, este yacimiento permite entender la interrelación entre comercio, agricultura, control territorial y defensa, así como la importancia de la geografía costera en la estructuración de los asentamientos históricos de la Marina Alta.