SIGLO XXI
El desarrollo turístico de Moraira fue un proceso paulatino, que se aceleró a partir de la segunda mitad del siglo XX. Hasta los años 90, el núcleo urbano presentaba importantes desigualdades infraestructurales y sociales, pese a su enorme potencial como localidad costera. La infraestructura básica, los servicios y la conectividad aún estaban por consolidarse, limitando parcialmente el crecimiento económico y demográfico que la bahía podía sostener.
Con la llegada del siglo XXI, Moraira ha vivido una auténtica transformación, consolidándose como uno de los destinos turísticos más destacados de la Costa Blanca y del país. La localidad ha experimentado un notable crecimiento urbanístico y demográfico, y el turismo se ha convertido en su principal motor económico, especialmente en los meses de verano, cuando miles de visitantes internacionales disfrutan de sus playas, calas y su clima privilegiado. La presencia de residentes extranjeros, muchos procedentes del norte de Europa, ha impulsado además la formación de una comunidad diversa y cosmopolita, integrada pero respetuosa con las tradiciones locales.
A nivel social y cultural, esta etapa ha supuesto la convivencia de herencias arraigadas con nuevas influencias globales. Las fiestas tradicionales, como las celebraciones en honor a la Virgen de los Desamparados y la Virgen del Carmen, siguen siendo el corazón de la vida comunitaria, pero ahora conviven con eventos culturales, deportivos y gastronómicos que atraen a un público más amplio y consolidan la proyección de Moraira como un referente turístico con identidad propia.